La fuente de alimentación más importante para un recién nacido es la leche materna, la cuál se le debe dar cada 2 o 3 horas, mientras se desarrolla un patrón de alimentación en los bebés. Además este hábito permite que las mamas se vacíen y se genere nueva leche materna. Si se decide alimentar al bebé con biberón, se debe hacerlo de cada 2 a 4 horas.
Sin embargo es importante resaltar que hasta el año de vida, el niño no debe recibir leche entera de vaca, pues su cuerpo aún no está preparado para realizar este proceso de digestión. Un buen indicador de que el niño está recibiendo la suficiente leche para beber es el indicador de cinco pañales húmedos por día.
En cuanto a los alimentos sólidos, ellos no deben recibirlos hasta por lo menos los 4 meses, pues tampoco tienen la capacidad digestiva para recibirlos. Luego de este tiempo se pueden empezar a introducir con cierto ritmo, sin embargo la mayor parte de la alimentación aún debe provenir de la leche materna o del biberón.
Una buena recomendación consiste en darle a los bebés alimentos nuevos solo cuando tengan hambre y además dárselos de a uno para observar si hay reacciones alérgicas. Se puede iniciar alimentándolo con puré o colados. Entre los 6 y 7 meses de edad, se puede iniciar con galletas, verduras y frutas. Entre los 9 y 12 se pueden introducir los alimentos infantiles de preparación comercial o alimentos de mesa picados (también puedes aprender a cómo hacer eructar a tu bebé).
La alimentación en el bebé es un aspecto muy importante porque define en gran parte su desarrollo posterior, sus propios horarios futuros y hábitos alimenticios. Además la forma en que se le administren los primeros alimentos podrás influir en el gusto que él tenga por ellos. Además a medida que se van incluyendo nuevos sabores, formas y texturas se puede lograr una mejor estimulación de los sentidos a través de la alimentación, así como una mejora en el sentido del gusto. Sin embargo no se debe forzar la alimentación en el bebé, pues puede resultar contraproducente.