Un cambio del estado de ánimo suele ser el primer indicador de una infección de oído en los bebés. En el momento en que el niño comienza a llorar más de lo habitual o se vuelve especialmente molesto, es cuando sus padres deben empezar la búsqueda del origen de la situación. Aunque una infección de oído a veces se acompaña de fiebre, este no es siempre el caso.
Algunos de los otros síntomas que pueden ayudar a reconocer la infección del oído en los niños es una disminución del apetito, síntomas de un resfriado, diarrea o dificultad para dormir. Aunque algunos de estos síntomas son sutiles, siempre es una buena idea hacer que el bebé sea revisado por un pediatra.
Cómo reconocer la infección de oído en los bebés
Cuando un bebé tiene una infección de oído, el primer síntoma es que se puede observar una disminución en su deseo de comer. De hecho, podría ser doloroso poder tragar. A veces el bebé empezará a mamar, pero apartarse después del primer o segundo trago.
La infección del oído en los niños es casi siempre precedida de un resfriado, así que esté atenta a cualquier muestra de los síntomas, tales como el moco amarillo o verde. Si el bebé tiene un resfriado y de repente se muestra más agitado, podría ser otra señal de que se el virus se ha extendido a sus oídos. Aunque la diarrea no se asocia normalmente con la infección del oído en los lactantes, puede ser un síntoma al que también se le debe prestar atención.
A veces, cuando un bebé tiene una infección de oído, seguramente no va a querer estar acostado y podría despertarse más a menudo durante la noche. Esto puede ser una señal de que su pequeño no se siente bien.
Hay dos síntomas más de la infección de oído en los bebés. Si nota un olor fétido proveniente de la oreja del niño, esto podría ser una señal. Sangre, un líquido amarillo o blanquecino dentro del oído puede ser otro signo. Cualquier secreción del oído podría indicar que hay un pequeño orificio en el tímpano.