Aunque no está comprobado clínicamente, muchos padres han dibujado una correlación entre la dentición y los vómitos en los niños. Los bebés parecen vomitar más a menudo cuando empieza la dentición, además de tener otros efectos secundarios como diarrea, dolor de estómago, fiebre y erupciones cutáneas.
Se han propuesto múltiples teorías para explicar por qué los niños vomitan más durante las etapas iniciales. Estas teorías van desde enzimas del estómago a la infección viral o el estrés (te invitamos a conocer más sobre la dentición de los bebés).
Teorías que hablan sobre la conexión entre la dentición y los vómitos
Los enlaces de la teoría del estrés dicen que la conexión entre la dentición y los vómitos se genera debido a la confusión y las molestias que un niño sufre durante este tiempo. En la más dolorosa de las etapas iniciales es más probable que el niño se enferme. Los niños también pueden mostrar falta de apetito.
Como otra posible causa de los vómitos, las enzimas del estómago están vinculadas a la diarrea y babeo. Muchos creen que el babeo excesivo durante la dentición acumula enzimas ácidas en la boca y el estómago. Cuando estas enzimas agravan el sistema digestivo del niño pueden causar diarrea. Esta irritación puede provocar vómitos, supuestamente, y malestar estomacal.
Otra teoría menciona las infecciones virales o bacterianas como una conexión entre la dentición y los vómitos. Durante esta etapa los niños son muy propensos a llevarse las manos u objetos extraños a la boca. Este es un intento instintivo para aliviar el dolor en sus encías. Si estos objetos no están limpios pueden transferir los virus o bacterias al bebé. Si la materia infecciosa se ingiere puede causar un resfriado, gripe o cualquier número de dolencias con síntomas como fiebre y vómitos.
Otras teorías afirman que no hay conexión alguna entre la dentición y los vómitos. Los niños muy pequeños son propensos a vomitar de manera regular, y un vómito pueden ocurrir en paralelo con la dentición para hacer que parezca que un falso síntoma. El control de la tasa de vómitos antes y durante la dentición puede ayudar a establecer una línea de base para un niño en particular.