Actualmente, la personalidad se define como la reunión de cualidades psíquicas de la persona que determinan sus patrones de conocimientos, emociones, comportamientos, actitudes y costumbres. Por otro lado, revelan una determinada permanencia e insistencia con el transcurrir del tiempo.
La formación de la personalidad del sujeto no es un evento preciso o que esté influenciado por una sola causa, sino que consiste de un proceso continúo y es la respuesta a un proceso de crecimiento a lo largo del ciclo vital de la persona. Sin embargo, las primeras etapas son fundamentales para su constitución y posterior progreso.
Factores que determinan la personalidad del niño
Son numerosos los factores que tienen que ver con la evolución de la personalidad en los niños, sin embargo se debe considerar:
– Herencia: es el aspecto más fijo e invariable de la persona, esto hace referencia a las influencias genéticas de la personalidad del sujeto.
– Ambiente: en este campo hallamos todas las condiciones emocionales y sensitivas del individuo, la manera de comprender las experiencias que vive y el medio educativo, cultural y social que lo envuelve. Dentro del entorno ambiental, es posible resaltar:
1. Valores y creencias: los valores representan la transmisión por lo padres de generación en generación y constituyen las normas que estructurarán su conducta. Son fundamentales en la conformación de la personalidad del niño.
2. Experiencias afectivas: cada persona, aún al interior del mismo hogar, vive los eventos de manera distinta, esto depende de la lectura que realiza de los mismos. Por este motivo los hermanos, aún compartiendo o experimentando las mismas circunstancias, efectúan una interpretación de distinta forma. Un niño puede ser afectado más que otro frente a determinadas situaciones.
3. Dependencia: las relaciones que se establecen entre los padres y los hijos durante las primeras etapas de crecimiento, cuando éste sigue siendo un individuo dependiente y exige de seguridad emocional para la posterior evolución de sus emociones. Las relaciones afectivas que se generan en el trascurso de los primeros meses de vida del bebé a la vez influyen en la personalidad del niño.
4. Socialización: las destrezas que evolucionan en las primeras etapas de nuestra presencia en el mundo para establecer relaciones con los otros en distintos medios.