Existen cosas que permanecen y otras que jamás cambian, como expresaba un sabio griego ‘No hay nada nuevo bajo el sol’. ¿ En cuántas ocasiones se reproduce con fidelidad aquellos consejos brindados por nuestros padres, es decir, los abuelos de nuestros hijos?
No olvido las múltiples oportunidades en que mi madre, luego de la acostumbrada discusión entre hermanos, nos ordenaba que nos concediéramos un abrazo y nos solicitáramos perdón ¡y cómo nos cuesta a todos!
Recomendaciones para la enseñanza del perdón
De la misma forma que lo hacemos con nuestros hijos, no solo porque corresponda con un comportamiento aprendido de nuestros padres, es un deber, recurrir al perdón porque es de vital importancia para la convivencia en el hogar ¡en cuántas ocasiones los padres nos vemos obligados a intervenir en las discusiones y los enfrentamientos entre hermanos!, la familia nos proporciona un contexto ideal para aprender a perdonar.
Reconocer que nos equivocamos y solicitar perdón es la mejor manera para que nuestros hijos dispongan de una real paz interna, estén en capacidad de encontrar solución a sus insignificantes discusiones, obtengan una amistad permanente y consigan una convivencia en armonía con las demás personas. Las injurias deben ser eliminadas y el perdón debe ser infundido en el interior de nuestros hijos como lo expresa esta ejemplar narración de amistad:
‘Dice una hermosa leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron. El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena: ‘Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en el rostro’. Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo.
Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra: ‘Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida’. Intrigado, el amigo preguntó: ¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el otro amigo respondió: Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; pero cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo’.