La paciencia es uno de los valores que mayor dificultad presenta para enseñar a los hijos, y es que además de que los niños son seres impacientes por naturaleza y desean obtener algo de manera rápida, los menores no comprenden la idea del tiempo. Para ellos cinco minutos, una hora o un momento, representa una idea abstracta que no logran entender, por esta razón perseveran una y otra vez y finalmente obtienen aquello que están solicitando.
De esta forma, para formar en la virtud de la paciencia, los padres debemos demostrar paciencia a nuestros hijos. Algunos métodos y principios educativos contribuirán en esta misión.
Pautas para formar a los niños en el valor de la paciencia
El nivel de madurez del niño es relevante al momento de conseguir que estos desarrollen la paciencia. A un menor durante la etapa de formación infantil, con un elevado nivel de egoísmo y la exigencia de que toda la atención se concentre en él, le resultará más complicado aprenderlo. En cualquier situación, es de gran importancia desde las primeras etapas y con afecto formar en la cualidad de la paciencia a los niños:
1. El modelo de los padres es primordial. Si se pierde el control ante un pequeño inconveniente, por ejemplo cuando manifestamos lo mucho que nos desagrada esperar en la fila en una tienda o tenemos la costumbre de interrumpir a los demás cuando se expresan, es evidente que no es posible que esperemos que nuestros hijos actúen con paciencia frente a las circunstancias diarias.
2. Cuando el niño interfiere mientras conversamos o espera que detengamos cualquier tipo de acción para que le prestemos atención, es necesario permanecer tranquilos y una vez hemos finalizado lo que estamos haciendo, comunicarnos con él para que comprenda porqué y en qué ocasiones debe esperar. Si en ese preciso instante, le gritamos o llamamos la atención y luego no tratamos de explicar porqué debe ser paciente, su comportamiento difícilmente logrará cambiar.
3. Para formar a los niños en la paciencia se puede empezar por esperar en el transcurso de un momento previo a encontrar la solución a un inconveniente, siempre que no se trate de algo urgente, para que comprenda que no se acudirá corriendo cada vez que realice un llamado.
4. Si nuestro deseo es que el niño aprenda a esperar, es más conveniente usar ejemplos precisos y no abstractos. En otras palabras, evitar decir ‘dentro de cinco minutos’ y emplear ‘cuando recojas los juguetes’ o ‘cuando terminemos de comer’ para que logre entender el tiempo que debe esperar.
5. Si conocemos que será necesario esperar en sitios como cuando asistimos a una consulta médica o a un viaje en auto, llevemos juegos, cuentos o actividades para que al menor no se le vuelva tan prolongada la espera.