Existen gran variedad de conceptos sobre la humildad, la mayoría corresponden a campos del conocimiento como la ética, la teología o la antropología. Diferentes autores explican que las personas humildes son seres humanos con un conocimiento real sobre sí mismos, en el que reconocen tanto sus defectos como sus virtudes.
Son personas que no exponen de forma ostentosa sus éxitos, son modestos, sin embargo no niegan ilógicamente un logro obtenido.
Un individuo humilde relativiza su rol dentro de la sociedad, no se sobrevalora ni se subestima. Permanece con una conducta abierta y no prevenida frente a las sugerencias y las correcciones. Se encarga de lo justo para sí mismo y destina más tiempo para los otros. Sobresale por su habilidad para estimar el valor de las personas y de las cosas, respetando sus particularidades. Quienes rodean a una persona humilde se sienten a gusto, porque reciben permanentemente emociones positivas.
Ser humildes desde pequeños
De forma razonable, el área indicada para fomentar la humildad, la formación en valores, proviene de la familia, y la influencia más fuerte se da en la infancia. Como cualquier otra cualidad, se enseña por medio del ejemplo de los adultos. Ser testigos de un comportamiento humilde invita a los demás a seguirlo, por ejemplo, si en una discusión una de las personas reconoce estar equivocada, el otro al mismo tiempo acepta sus errores.
A través de sencillas acciones diarias, los menores irán paso a paso incluyendo esta cualidad en su lista de comportamientos y a su sistema de valores.
Dos principios fundamentales para fomentar la humildad son el perdón y la gratitud. Un niño que sabe agradecer y que sabe disculpar y solicitar perdón, conseguirá las bases sobre las que se sustenta el valor de la humildad.
¿Cómo se forma en la humildad?
Existen diversas maneras de conseguirlo y, en la cotidianidad, acontecen distintas circunstancias. Así, por ejemplo, cuando un padre juzga o regaña de forma injusta a su hijo, acepta su equivocación y solicita disculpas, es un modelo positivo de humildad. Una actitud libre de prevenciones de un padre al momento de recibir un reclamo por parte de su pareja, aceptando la corrección de un hijo o enfrentar con modestia un éxito personal, son otras oportunidades para demostrarlo.
Es posible educar a los hijos para que valoren y respeten las cosas propias y ajenas, alentándolos a que cumplan con responsabilidades en el hogar con el fin de hacerle la vida agradable a los otros como poner la mesa, ordenar, limpiar entre otras labores o no lucirse cuando obtienen un triunfo en la escuela. Todas estas son excelentes oportunidades para enseñarles el camino hacia la humildad.