Todos alguna vez hemos sido testigos de escenas de niños malcriados que arrojan arena a sus compañeros en el parque o el niño que entra en llanto porque sus padres no le compran un juguete que le ha gustado en el supermercado o simplemente la niña que grita en el restaurante porque no siente deseos de comer.
Entonces nuestra reacción es juzgar a los padres, convencidos de que nosotros estando en su lugar no permitiríamos esas actitudes en nuestros hijos. Sin embargo, hasta que no vivimos la experiencia en carne propia, no podemos hacer ese tipo de juicios y sólo cuando nuestro hijo se porte mal, es que sabremos a conciencia a qué nos estamos enfrentando. Por lo general todos los niños manifiestan dificultades en el comportamiento que expresan en las diferentes etapas del crecimiento; será responsabilidad determinante de los adultos, en especial de sus padres, saber cuál es la mejor forma de solucionarlos.
La disciplina
La disciplina representa para muchos padres una manera de establecer normas, pero es a la vez un instrumento cuyo manejo es de gran complejidad porque se puede llevar a los extremos. Por un lado existe el peligro de ser demasiado condescendientes, ya que nadie desea educar a niños malcriados o consentidos; la otra situación que se puede presentar, es el temor a controlarlos de forma excesiva porque la idea es no sobrepasarse, ya que esto puede afectar el desarrollo normal de los niños, causando en ellos inseguridad, temor, introversión y depresión. Lo que se requiere es establecer un equilibrio que permita educar a niños que adquieran valores como: el respeto, el afecto y el buen manejo.
Normas básicas
Con el objetivo de formar seres humanos de bien, se debe disponer el escenario y establecer las reglas del juego fundamentales con las que están de acuerdo varios expertos en el tema:
1. La responsabilidad es un compromiso de todos : Es un deber enseñar a los niños desde el comienzo que dentro del hogar existe un sistema de ayuda reciproca, por lo que todos deben colaborar. Hasta un pequeño en sus primeros años de vida debe ayudarte, extendiendo sus brazos hacia ti.
2. El respeto debe provenir de ambos lados: Este es uno de los valores más importantes para inculcar en los hijos, porque representa la base de las relaciones familiares y con las demás personas de el circulo social. La recomendación es dar un buen ejemplo desde el inicio, por ejemplo esto se puede aplicar en momentos en los que tu hijo necesita que lo escuches, préstale atención, de ese modo tú podrás exigirle después el mismo comportamiento.
3. La pauta es la perseverancia: Para que tu hijo alcance una madurez emocional, debes ser firme y constante con respecto a las reglas y labores. Es clave insistirle al niño para que cumpla con una sola tarea que no demandarle ninguna actividad. La perseverancia y tu temple le demostraran a tu hijo que lo amas lo suficiente para esperar de él una conducta adecuada.
4. No siempre existe la justicia: El mayor temor de los padres es decepcionar a los niños, pero es necesario que ellos atraviesen por situaciones difíciles o frustrantes, como por ejemplo compartir un juguete o esperar su turno para jugar con él, porque sino tienen la oportunidad de sentir tristeza o desengaño, no podrán desarrollar capacidades psicológicas indispensables para su felicidad.