Desde que la madre es fecundada y la vida comienza a surgir en su matriz, el bebé que allí comienza a formarse tiene vida propia. Es por tal motivo que la comunicación intrauterina es un aspecto a veces olvidado, pero que es muy importante en la vida del que en un futuro verá la luz del nacimiento.
Lo primero que debes tener en cuenta para establecer una buena comunicación con el niño que hay en tu interior es llevar una vida sana, basada en una buena alimentación, un ejercicio adecuado, una vida tranquila y llena de afecto no solo para tí, sino también para quien está adentro, recibiendo lo mismo que tú recibes.
Por eso son importantes las caricias, el tacto suave y cariñoso, el hablarle a la barriguita y demostrarle el afecto. Pues el bebé, desde la etapa de la gestación es totalmente receptivo, no solo a los estímulos de su madre sino a otros estímulos exteriores. Por tal motivo es importante también la presencia y afecto del padre, que le brinde su cariño y su voz.
Una buena idea consiste en leerle historias en voz alta, escuchar música relajante. En las últimas semanas de la gestación el bebé comienza a tener memoria y es sensible al dolor, pues sus receptores sensoriales están casi que completamente desarrollados (también puedes leer acerca de la comunicación con los bebés).
En la comunicación intrauterina hay una ciencia aplicada que se conoce como haptonomía. La cual explica que con actos tan sencillos como ubicar las manos sobre el vientre se puede transmitir sensaciones al bebé, es decir, se establece un lazo comunicativo. Este proceso es aplicado para disminuir el dolor en los partos.
Sin embargo el hecho de que la madre en período de gestación sienta antojos no significa que sean los antojos del bebé que viene en camino, este es un mito. De todas formar el hecho de que los antojos de la madre no sean satisfechos de alguna manera, pueden generar algunos otros efectos sobre el bebé.
Es muy importante que en los procesos de comunicación intrauterina se transmita el afecto que se siente por el bebé. Que se sienta amado y que sienta también las ansias y deseos de verlo nacer para enseñarle todo lo que unos padres amorosos pueden enseñar.