Halloween es una costumbre ancestral que transmitieron los inmigrantes irlandeses en el siglo XIX a Estados Unidos y es considerado como un ritual pagano que en el presente significa sólo diversión y dulces.
De acuerdo a los expertos, es una buena oportunidad para enfrentar los temores de la fantasía de la manera menos perjudicial, sin embargo para los adultos se ha transformado en una tradición secular que convoca a la celebración, el carnaval y la bacanal.
En este mes de los niños en que se aproxima un día de celebración muy especial para ellos, queremos compartir con ustedes las preferencias que los pequeños manifiestan en relación a un determinado tipo de disfraz.
Psicología de los disfraces
Para algunos el significado de ponerse un disfraz trasciende en el sentido de asumir otra clase de personalidad que le proporciona al niño la oportunidad de manifestar sus emociones por medio de la imaginación.
Por ejemplo, existen niños que eligen disfrazarse de monstruos no porque les agraden estos horrendos seres, sino porque al contrario sienten aversión hacia ellos, pero al disfrazarse de estos, logran superar la angustia que les genera y combatirla de frente.
Por otro lado están los niños que prefieren disfrazarse de médico, para esto usan una camiseta blanca, al mejor estilo de una bata y se valen de muñecas para que sean sus pacientes a quienes pinchan con una aguja. A través de este juego ellos comprenden el ingreso a un hospital.
Otra ventaja que ofrecen los disfraces, es que los pequeños adquieren nuevos roles, que les permiten expresarse, establecer relaciones y superar la timidez.
Es muy frecuente que los varones opten por disfrazarse de héroes como: Batman, Superman, el Zorro etc. Emplean una capa que puede consistir en un mantel viejo y con él “vuelan” por el pasillo, llevando en su mano un espada invisible o un palo de madera. Esto les permite a los niños sentirse fuertes, lo que compensa sus experiencias de impotencia y dependencia, tan comunes en su vida diaria.
Mediante los disfraces es posible que los niños logren controlar su agresividad. La batalla entre el héroe bueno y los malos es, en la vida real, una lucha interna de los pequeños por dominar sus impulsos de ser traviesos o respetar a sus padres. Superman, Batman y Spiderman entre otros simbolizan la bondad y la fortaleza, que vence a los malvados.
Las niñas por lo general seleccionan otros modelos a seguir, como la Cenicienta, que se enfrenta a la perversa madrastra, o Blancanieves, que finalmente alcanza la victoria sobre la reina mala.