Para la mayoría de las madres la lactancia materna es una elección deseable aunque difícil de conseguir. La Organización Mundial de la Salud señala que es la “forma ideal de aportar a los niños pequeños los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludables”, y se debe sostener en el transcurso de los seis primeros meses de vida del bebé y mezclarla con otros alimentos hasta los 2 años.
No obstante, a partir de esa edad es indispensable incluir en la dieta del bebé nuevos alimentos. La dieta del menor se varía y es fundamental para su salud y posterior crecimiento para sostener una alimentación balanceada.
Leches de crecimiento para niños de 1 a 3 años
La etapa entre 12 y 36 meses es esencial para el desarrollo de los menores. Una investigación de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) puntualizaba que los niños de corta edad asimismo tienen unos requerimientos nutricionales determinados.
En específico, se debe incorporar en su dieta algunos nutrientes muy esenciales y en los que, no obstante, se manifestaban relevantes carencias, como el Omega 3 DHA, el hierro, el yodo y la vitamina D.
El Omega 3 DHA es un ácido graso presente en la leche materna que hace parte de las células del cerebro y de la retina, y que contribuye al desarrollo visual y cognitivo. El hierro es indispensable para el desarrollo cognitivo e inmunitario, la vitamina D es vital para la absorción del calcio y el desarrollo de los huesos, mientras que el yodo beneficia la función cognitiva.
Mediante una dieta balanceada y rica en pescado azul, carnes rojas, huevo y legumbres, es posible incorporar estos nutrientes en la dieta de los niños. Otra manera de satisfacer estos requerimientos alimenticios son las leches de crecimiento.
A distinción de la leche de vaca, brindan un menor riesgo de sobrecarga renal por su reducido contenido en proteínas. Adicionalmente, al contener ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados con un menor consumo de grasa saturada y de colesterol pueden disminuir el riesgo de patologías cardiovasculares en la edad adulta. La leche es un alimento de consumo diario, de sencillo acceso, por lo que se transforma en una ayuda práctica y eficiente para satisfacer estos requerimientos nutricionales.