Uno de los mayores inconvenientes que deben enfrentar los padres es saber cómo manejar el comportamiento agresivo de los niños porque, por lo general, se debe lidiar con la desobediencia y la rebeldía de los hijos. La conducta agresiva es un trastorno que, en forma excesiva, sino se realiza un tratamiento durante la niñez, posiblemente creará dificultades en el futuro, y se verán los resultados en forma de la frustración escolar, la carencia de habilidad para relacionarse e inconvenientes para la adaptación.
¿Qué significa el comportamiento agresivo en los niños?
Al hablar de conducta agresiva, se entiende el hacer daño físico o psíquico, a otro individuo. Consiste en una acción que se realiza con intención que se expresa por medio de patadas, arañazos, gritos, empujones, groserías, jalones de cabello entre otras manifestaciones que están dirigidas a otro ser humano. Esta conducta es relativamente común y, con frecuencia, se presenta cuando el niño cumple un año.
Al nacer el bebe, éste expresa emociones de afecto y agresividad que, con el tiempo y con la protección de los padres, comenzará a identificar. De acuerdo con la fijación de los lazos afectivos comenzará a crecer en una clase de relaciones personales u otras. Esta es una idea muy relevante y con gran influencia en la vida del menor. Su forma de ser y de actuar se formará a partir de su experiencia con el mundo que lo rodea. Por este motivo es indispensable que el bebe sienta la protección y el cuidado de su medio familiar.
La familia influye en el comportamiento del niño
La familia es una de la instituciones más importantes para el desarrollo sociocultural del niño. La familia representa todo para él. La familia es su ejemplo que finalmente formará su actitud, voluntad y comportamiento. Es uno de los escenarios que más contribuye en la conformación de la conducta agresiva.
Está comprobado que la clase de disciplina que una familia enseña al niño, será la que determine su comportamiento agresivo. Un padre indiferente, por ejemplo, y que demuestre actitudes agresivas, y que se encuentra siempre reprochando y castigando con agresiones físicas e intimidantes con frecuencia a su hijo, fomentará el comportamiento agresivo en el niño.
Otro aspecto que conduce al menor para que desarrolle una conducta agresiva es cuando la relación entre sus padres es complicada y constante. Dentro del aspecto sociocultural influyen tanto la clase de barrio en donde crezca el menor como la manifestación de expresiones que estimulen la agresividad, como «no seas un cobarde». Otra clase de factores como los corporales de tipo hormonal, las dificultades cerebrales, las condiciones de malnutrición y los inconvenientes de salud, entre otros, a la vez determinan el comportamiento agresivo. Y finalmente el factor social, el menor que no dispone de técnicas verbales para asumir las circunstancias complejas, caerá de manera fácil en la agresividad.