Los castigos son una forma de corrección empleada para mejorar el comportamiento de los niños. Los llamados de atención que realizan los padres, por medio de la violencia física o verbal, representan para los niños un modelo de conducta muy agresivo. Cuando el menor vive rodeado por este patrón, esto influirá de modo determinante para que el reaccione violentamente a las diferentes circunstancias de conflicto que se presenten.
En el momento en que los padres castigan por medio de la violencia física o verbal se transforman para los pequeños en modelos de conductas agresivas. El niño al crecer rodeado por ejemplos agresivos, asume a su vez una actitud violenta.
¿Cómo se debe castigar a los niños?
El castigo debe ser empleado de modo racional con el fin de mejorar el comportamiento del niño y no debe estar influenciado por nuestro estado de ánimo. Es indispensable poseer un control de nosotros mismos para estar en capacidad de controlar al niño. En lo posible intenta no someter a tus hijos a un castigo a través de los gritos o riñas, porque esto señala que nuestra conducta es negativa y vengativa, lo que hará énfasis en ellos para que manifiesten una actitud reprochable. Si con nuestro ejemplo enseñamos a los niños que, para solucionar un problema o dificultad se requiere de gritar, no hallaremos resolución alguna.
Exige con tu ejemplo para corregir el comportamiento de los niños
¿Por qué les gritas a los niños para solicitarles que no griten? De esta manera no se resuelve nada. Estaremos desplazándonos en círculo, sin lograr avances. Para llevar a cabo un castigo, es necesario prestar atención al niño y tratar de ser justo. Antes de someterlos al castigo, el niño debe estar enterado y avisado de una manera contundente y definitiva.
La clase de castigo y la forma en que se reprende al niño no debe excederse con relación al hecho cometido o a la edad para evitar que se generen desafiantes reacciones emocionales en el niño reprendido. La conciliación del castigo con la ayuda de un enfásis en el correcto comportamiento, facilitará que el niño «piense» en su forma de actuar y comportarse para un futuro y en lo que hizo mal para recibir ese castigo.
Cuando el niño es mayor, es indispensable colaborarle para que desarrolle sus capacidades de autocontrol, empleando el castigo dentro de un contexto de transformación de la conducta.