‘No se puede dejar comida en el plato’. Es una frase que se suele escuchar con frecuencia de padres, abuelos y hasta de hermanos mayores.
Los niños aprenden más siguiendo el ejemplo de los padres que escuchando órdenes, y en lo que se refiere a la alimentación, se deben considerar las preferencias de los niños. Si al niño no le agrada como sabe algún alimento, ¿para qué forzarlo a que lo consuma?
¿Cómo proceder cuando a los niños no les agrada un alimento?
Cada niño es único y asimismo lo es al momento de comer. Existen niños que requieren comer más y otros menos. En el hogar por lo general se come de todo, sin embargo cada niño posee su propio apetito y unas necesidades nutricionales distintas. Es a los padres a quienes corresponde prestar atención y brindar la comida a todos de una manera más individual, con respecto a la cantidad.
¿Se debe obligar a los niños a consumir de todo?, la respuesta de algunos especialistas es que jamás. Los adultos deben recordar que existen días en que no nos apetece comer tanto, mientras que en otros se despierta una mayor ansiedad. Pues así son los niños. Si permanecen sin comer o comen poco por un día, no les sucederá nada. Lo ideal, es que se ponga poca cantidad de comida en el plato, y si ellos desean repetir, que lo hagan. Así se evitaran discusiones y «malos tragos» en la mesa, y desechos de comida.
El instante de la comida o de la cena debe ser agradable y tranquilo, y no un escenario de batalla. No se deben confundir a los hijos con robots o con algo programado para que coman siempre y cuando lo deseen los padres. Si se llega a conocer bien a los hijos, se sabrá que clase de comida les agrada, y en qué porciones. De esta forma, se educará al determinar e identificar cuándo su cuerpo está satisfecho.
Otra situación muy diferente es cuando los menores consumen a toda prisa para seguir jugando. Eso sí, los padres no lo deben permitir. Es importante que se enseñe a los niños la forma de comer y de comportarse en la mesa. Su estómago lo agradecerá. Finalmente, recordar que lo más relevante no es la cantidad y sí la calidad de alimentación de los niños. Es indispensable que ellos se alimenten bien y eso no significa que sea en exceso. Obligar a los niños a comer más de lo que en realidad requieren puede generar dificultades como la ansiedad, y de digestión. Lo indicado es que los padres sean prudentes y pacientes.