Uno de los primeros rasgos que miran los padres en sus bebés es el color de sus ojos; no solo ellos lo hacen quienes rodean al bebé se toman su tiempo en mirarlos a los ojos, y en muchos casos tratar de definir de qué color son. Esta situación es muy normal, pues el color de sus ojos aún está por definirse y tomará entre seis meses y un año.
Aquellos bebés que tienen sus ojos marrones lo más probable es que se mantengan de este color o se tornen negros. Y los que los tienen de un color indefinido tarda más tiempo en definirse el color.
Este proceso de definición del color de los ojos en los bebés se debe a un factor químico, la melanina, la cuál se encuentra en todos los seres humanos en mayor o menor medida, y es la responsable de dar el color al cabello, a la piel y, también, a los ojos.
Cuando el bebé nace, su producción de melanina no es la suficiente, por eso a medida que crece y sus células maduran la melanina aumenta en cantidad y se define el color de los ojos en los bebés. Este proceso tarda de seis a doce meses y es muy frecuente en los bebés que no tienen un color definido en sus ojos al momento de nacer.
La familia de los padres es otro factor importante que define el color de los ojos, pues si hay una fuerte tendencia a ojos claros y alguno de los padres los tiene oscuros, también es muy probable que el bebé los tenga claros.
No hay una regla genética acerca del color de los ojos en los bebés, aunque si es claro que en padre y madre de ojos oscuros, el gen dominante es el de ojos oscuro y por tanto habrá mayor posibilidad de que el bebé tenga ojos oscuros, aunque puede suceder que el bebé tenga sus ojos claros por la pequeña probabilidad de los genes recesivos.
Éstas reglas genéticas son conocidas como las leyes de Mendel.
(Aprende algo más acerca de la comunicación y la música con los bebés).