Los problemas de conducta infantil, también conocidos como trastornos del comportamiento infantil, se consideran problemas disruptivos que se han producido durante seis meses o más. Los padres y cuidadores deben saber cómo identificar los problemas de conducta en un niño para que puedan buscar un tratamiento profesional a tiempo. La intervención temprana puede evitar hábitos destructivos, que pueden llevar al fracaso en la escuela, problemas de salud o incluso el suicidio.
Cómo identificar problemas de conducta infantil
Identificar los comportamientos que no son problemas de conducta: las etapas de desarrollo, entornos que son demasiado estimulantes o poco estimulantes, y nuevas situaciones pueden causar reacciones en los niños que interrumpen su comportamiento saludable. Estos no deben ser confundidos con problemas de conducta y por lo tanto no deben tampoco representar una señal de alerta.
Entender el temperamento: a veces el temperamento se confunde con problemas de conducta infantil. Los temperamentos incluyen los niveles de actividad (algunos altos, algunos bajos), enfoque a nuevos estímulos (algunos adaptables), la intensidad y el estado de ánimo (agradable o desagradable), la capacidad de atención (los niveles de concentración varían), y el umbral sensorial (algunas requieren poca estimulación para obtener una respuesta, otros requieren más). Los temperamentos no son ni buenos ni malos, pero exigen que los padres y cuidadores deban reflexionar sobre los niños como individuos y responder a sus necesidades en consecuencia.
Identificar los cambios en el comportamiento: los signos como bajo rendimiento repentino en la escuela, los cambios bruscos en los hábitos de alimentación y sueño, conductas persistentes como la agresión, cambios de humor, los miedos y las amenazas acompañan los problemas de conducta infantil. Es importante que siempre se puedan identificar estos cambios a tiempo para buscar ayuda profesional.
La mejor manera de identificar los problemas de conducta en los niños es buscar el consejo de un terapeuta infantil profesional. Cuando los niños tienen necesidades emocionales insatisfechas, comportamientos que exceden el temperamento y el desarrollo, o amenazan con causar daño a sí mismos o a otros, se requiere siempre de una ayuda profesional.