Los alimentos altos en azúcar y bajos en nutrientes representan una tentación que llama la atención de los niños. Los seres humanos nacemos con un gusto natural por los dulces y a la vez los medios de comunicación y su fácil acceso, propicia que los niños estén constantemente expuestos al deseo de obtenerlos y consumirlos.
Por otro lado, la gran mayoría de los padres piensa que el azúcar es una fuente de energía indispensable para los niños y esta falsa creencia, es la primera que debemos corregir, porque los niños en realidad no necesitan consumir azúcar. Es verdad que durante su etapa de crecimiento ellos requieren de energía, pero no significa que puedan adquirirla por medio de los dulces. Los niños deben obtener la calorías necesarias a través de los alimentos ricos en nutrientes y no en el azúcar, que es un producto que no proporciona nutrientes.
Aunque los niños vienen acostumbrados desde sus primeras etapas del crecimiento a consumir productos procesados ricos en azúcar, aún es posible cambiar los hábitos alimenticios disminuyendo el azúcar y aumentando la ingesta de frutas y verduras. Este proceso de cambio exige tiempo, constancia y dedicación, algo que se logra con el apoyo y ejemplo de los miembros de la famila.
¿Cómo alcanzar el equilibrio?
Para mejorar la alimentación en los niños es importante seguir las siguientes recomendaciones:
1. No clasifique los alimentos como “prohibido”, “premio”, “malo”. Está demostrado que prohibir o premiar a través de los alimentos invita a los niños a que los deseen más y los lleguen a emplear como “premios” o “relajantes” cuando sufren de estrés, bajo estado de ánimo o incluso cuando están alegres. Por otro lado los niños que crecen en ambientes normativos presentan mayor tendencia a desarrollar sobrepeso y obesidad. La mejor opción es explicarles que existen otro tipo de alimentos que les aportan muchos más nutrientes y son beneficiosos para la salud como las frutas, las verduras, los vegetales, la leche, entre otros.
2. No emplee algún alimento como premio. Cuando se usa un alimento para premiar conductas o logros en los niños, este alimento genera ansiedad en ellos y es posible que abuse de su consumo cuando tenga acceso a él.
3. Disponga de pocos dulces en la alacena. No convierta la alacena en una repostería o fabrica de dulces. Posea una o dos opciones de dulces a la semana. De a entender a los niños que los dulces son para meriendas o postres y que no representan la base de la alimentación, porque no tienen todos los nutrientes indispensables para su crecimiento y desarrollo.
4. No brinde el postre como premio. Permitir que todos se alimenten sin anunciar que hay postre al finalizar la cena. Sencillamente al terminar la familia de comer, a los niños se les puede ofrecer una pequeña cantidad de dulce o si ellos prefieren no consumirlo, respetar su decisión.