Educar a través del miedo no consiste en una buena estrategia, el miedo asusta para imponer normas. Sin embargo, los niños crecen y comienzan a enterarse que “el coco” o “el hombre del saco” no existen y que solo se trata de invenciones de los adultos para amenazarlos o atemorizarlos.
El miedo es una estrategia negativa en la formación infantil
En la actualidad muchos padres y maestros utilizan el miedo para formar a los niños por medio de expresiones amenazantes como por ejemplo: ‘Si no haces lo que te digo te castigaré’, ‘Si no haces los deberes repetirás curso y estarás con los pequeños’, ‘Si te portas mal en clase irás con los niños de tres años’, ‘Como no me obedezcas no podrás salir a jugar’, ‘Si no tienes buenas notas, olvídate de la piscina en verano’ entre otras y así los ejemplos pueden ser indefinidos.
Educar mediante el miedo es aniquilar la opinión del niño, es no permitirle otra alternativa, es no brindarle la oportunidad de que sean ellos mismos quienes sientan el deseo de realizar las actividades y por lo tanto de adquirir responsabilidad. La formación a través del miedo es una manera de reprimir la personalidad de los niños y que no logren tomar decisiones por ellos mismos.
4 motivos para no usar el miedo en la formación infantil
La educación no consiste en ‘obedece a lo que te digo’, los adultos deben enseñar a los menores a ser responsables y a tomar sus propias determinaciones, a que reconozcan qué es lo más conveniente en cada instante y que comprendan por qué es de este modo, que sepan que si no proceden de forma correcta recibirán efectos negativos y si no desean actuar de esa forma verán los resultados, sin embargo sin necesidad de miedo, sencillamente informales lo que hay. Algunos ejemplos serían: ‘Si no cenas lo que tienes en la mesa te acostarás con hambre’, ‘Si no haces los deberes mañana te costará aprender la lección’, etc.
– El miedo aniquila la personalidad de los niños y no los forma para enfrentar la vida. Ellos requieren experimentar los efectos naturales para saber cómo proceder.
– Es mejor comunicarles qué es lo que se espera de ellos, que sencillamente presionarlos para que obedezcan transformándolos en seres sumisos sin criterio propio.
– Las amenazas no son la mejor estrategia para brindar confianza ni seguridad en la familia, algo que es indispensable para el desarrollo de los niños.
– El miedo impide la comunicación entre padres e hijos perjudicando de forma considerable la relación afectiva.