Cerca a los dos años, el ritmo del crecimiento infantil comienza a volverse un poco más lento, y además, no se sostiene de modo frecuente, sino que se genera a manera de picos, más reconocidos como “estirones”, en los que se puede observar instantes en los que se carece de energía y consume mayor cantidad, y otras situaciones en que deja de comer o sencillamente ingiere menos alimentos.
Para tener una idea más precisa, el bebé duplica el peso de su nacimiento cerca de los seis meses, lo triplica al año y lo cuadriplica a los 2 años, sin embargo desde ahí incrementa su peso mucho más lento.
Medidas para estimular la alimentación en el bebé
Cada bebé requiere de un aporte en calorías diferente, no es posible generalizar y pensar que todos los pequeños, por estar en igual edad, poseen las mismas exigencias energéticas. La nutrición no consiste en una ciencia precisa, es posible realizar sugerencias, pero jamás determinar una recomendación precisa.
Con seguridad, pueden a la vez existir circunstancias concretas en las que el pequeño se encuentre más inapetente, ocasiones de estrés, cambios de escuela, clase o curso, motivos físicos o médicos, no obstante estas se deben considerar de forma individual.
Cuando se aproxima la edad de comenzar a incorporar la alimentación complementaria, es importante permitir que el bebé participe de las cenas familiares, que nos contemple al ingerir los alimentos y percibir si demuestra interés en nuestra comida. Entre más rápido lo pongamos en contacto con la alimentación de los mayores, más trabajo habremos adelantado.
En la mayoría de las oportunidades el bebé no desea comer lo que no nosotros le ofrecemos, sin embargo si le permitimos que escoja los alimentos de manera autónoma, al cogerlo con sus manos, tocarlo, saborearlo, notará el cambio. Es verdad que un niño pequeño que aún no sabe comer con cubiertos destrozará la cocina si le facilitamos que coma solo, no obstante este esfuerzo valdrá la pena si obtenemos que de este modo se arriesgue a probar nuevos alimentos.
El objetivo primordial es lograr que la transición entre la lactancia, sea materna o artificial, y la incorporación de recientes alimentos resulte lo más suave y menos complicada posible para nuestro hijo. De esta forma, entenderá que la comida pertenece a algo natural y no percibirá los alimentos sólidos como un componente extraño, incorporándolos y asimilándolos de forma natural y voluntaria en su dieta.